Cada vez que alguien me pide consejos sobre estudiar para la licencia de CPA, digo lo mismo: “lo difícil no es el examen, es mantener la disciplina”.
En parte, pienso que este sería el mismo consejo que le daría a cualquier persona que quiere cumplir una meta. Muchas veces, alcanzar metas como ésta, no necesariamente prueba tu inteligencia, sino tu disciplina y perseverancia ante algo que conlleva tener todos tus sentidos en eso, tu disposición a renunciar a otras cosas, tu capacidad de concentración y enfoque y tu capacidad de trabajar bajo presión. No tienes que ser el más inteligente para ser CPA, tienes que ser disciplinado.
En mi caso, tuve la bendición de tomar las primeras dos partes de la licencia (son cuatro en total), sin ninguna otra distracción. Me tomé un semestre después de culminar mi bachillerato para concentrarme únicamente en estudiar. Cuando estaba de camino a tomar mi primera parte, recuerdo que mi papá estaba más nervioso que yo (él también es CPA). La pasé.
Todo el mundo pensaba que iba a pasar mis cuatro partes del primer intento. Pero no. Tuve que repetir la segunda parte que tomé. Lloré, me frustré, llamé a papi para cuestionarle mi capacidad de lograrlo. No sólo ese día, sino varias veces durante el proceso. “Estefanía, si yo pude, tú también puedes”.
Las otras dos partes las hice mientras trabajaba en una firma de contabilidad. Me levantaba de lunes a viernes a las 4:00am, estudiaba tres horas y me iba a trabajar. Los sábados y domingos, si no trabajaba, estudiaba 10 horas diarias. Prácticamente no dormí. Me frustraba no dormir, me frustraba no poder salir de mi casa, me frustraba no poder ni ver televisión, me frustraba el miedo a que no me diera el tiempo (cuando yo cogí los exámenes, si no pasabas las cuatro partes en año y medio, se te vencían las que ya habías pasado).
A fin de cuentas, las pasé. Recibí mi última calificación sola, a las 11:38pm, en un hotel de Boca Raton en donde estaba tomando un entrenamiento de mi compañía. Después de refrescar la pantalla en donde estaba viendo la calificación unas doce veces para asegurarme de no estar soñando, llamé a mis papás. “Soy CPA”.
¿Cómo lo hice?
- Hice un plan. Tener un plan de acción hace que el camino sea mucho más claro. Nadie quiere pelear una batalla sin un plan de ataque. Es importante que esto sea lo primero que haces. Toma decisiones y planifica. ¿Qué orden voy a seguir para las partes? ¿Cuántas horas al día voy a estudiar? Etc.
- Busqué el método de estudio que más me servía a mí. Cada cual tiene un método que le funciona mejor. Debes buscar el tuyo propio. En mi caso era escribir lo que buscaba aprender. Para uno de los exámenes, llené cien “index cards” por ambos lados de puntos claves.
- Me rodeé de personas que estaban pasando el mismo proceso. Aunque uno no lo crea, eso ayuda muchísimo. No sentir que eres el único con esas preguntas, que eres el único frustrado, que eres el único sin vida fuera de los libros, hace mucha diferencia en el estado de ánimo y las ganas para estudiar. Yo me iba a la biblioteca de derecho de la UPR con mis amistades que estaban cogiendo la reválida también.
- Me rodeé de personas que me levantaban de mis caídas. También es importante tener personas que te empujan cada vez que estás pensando en rendirte. Mi papá, mi mamá y mi hermana fueron clave para mí.
- Traté de mantener mis ojos en la meta. No siempre fue así, pero trataba de mitigar los pensamientos de frustración con la satisfacción que iba a sentir cuando pasara. Unos cuantos meses sin dormir, por una vida con la satisfacción de haberlo logrado.
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Creo que más importante aún es tener fe. Fe en que tú lo puedes hacer y en que Dios te ayudará. La gente te puede abrumar con sus opiniones o sus maneras de hacer las cosas. La meta puede parecer extremadamente difícil. Pero a fin de cuentas, los que prevalecen, son los que tienen fe.
Estefanía Díaz: Poeta Ocasional, CPA a tiempo completo
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