En el día de ayer en la clase de Psicología Social, la profesora nos mando a realizar un ejercicio. En el mismo debíamos buscar un compañero de clase con el cual no habías tenido mucho contacto. El ejercicio consistía en realizar algunas preguntas a tu compañero (nombre, donde vive, sus gustos, pasatiempos, etc.) y viceversa. Al final del ejercicio teníamos que compartir con los compañeros de clase las contestaciones.
La finalidad del ejercicio era validar si tenías alguna similitud con tu compañero y si podías establecer algún tipo de amistad con la persona que en un principio de cierto modo era un extraño. Para la sorpresa de la Profesora todos los grupos afirmaron que podían mantener una amistad con la persona que escogieron como compañero.
Este ejercicio me puso a pensar en cómo nuestra mentalidad puede cambiar de un momento a otro. Como una persona extraña, en tan solo 15 minutos puede llegar a convertirse en un amigo. A primera vista, pensabas que no tenías ninguna similitud con ese extraño y al comenzar a dialogar con la persona te das cuenta de que estabas equivocado.
Si como personas hiciéramos este ejercicio constantemente nos daríamos cuenta de que el extraño que vemos casi todos los días frente a nuestro trabajo puede convertirse en nuestro amigo. El deambulante que está parado en la luz del semáforo puede tener muchas similitudes contigo.
Que las personas que señalas o juzgas por no ser de tu misma religión, partido político, clase social es un ser humano al igual que tu. Que si sacaras de tu tiempo para hablar un ratito con alguno de ellos te darías cuenta de que tienes más cosas en común de las que podrías imaginar.
Recuerda que todo comienza contigo…
© 2015, Patricia Acevedo López
Un extraño puede ser un amigo más, darse la oportunidad de conocer. Buen post, te invito a visitar mi blog.
Asi mismo es. Gracias.