Hoy se celebra el Día del Voluntariado y deseo compartir mi experiencia con ustedes. Fue durante mi adolescencia cuando pude experimentar el amor genuino que se siente el poder servir a otros. Tal vez, en esa etapa no comprendía lo sacrificado que podría ser el dar un servicio a otro nivel. Por que no solo es llevar alimento, ropa, juguetes… es saber escuchar los corazones de aquellos que piden ayuda. Todo esto lo pude experimentar a través de la Organización sin fines de lucro Sicómoro, Inc. de la que soy voluntaria desde sus inicios en la comunidad de Barrio Obrero en Arecibo.
Desde pequeña mis padres me enseñaron a respetar, valorar y ayudar a las personas. Luego; con el pasar del tiempo, Sicómoro fue pieza clave en mi desarrollo como líder y voluntaria. Han sido muchas las experiencias que he vivido en los años que llevo como voluntaria; desde el impartir clases, cantar, preparar y repartir alimentos, limpiar baños, dormir en el piso, realizar mi primer viaje misionero, entre muchas otras cosas. Cuando nuestro corazón esta conectado con nuestro prójimo, no importa lo sacrificado que pueda ser, siempre tendrás tiempo para ayudar a otros.
Estamos tan acostumbrados a tenerlo todo, que se nos olvida que hay adultos, ancianos y niños que carecen de alimentos, ropa, techo y una de las cosas más importante AMOR. Para eso llegó Sicómoro, para tocar las vidas de aquellos que son olvidados por nuestra sociedad… los que carecen de abrazos, sonrisas y consuelo. El servir a otros es un don y privilegio. Cuando servimos, nuestros corazones son sanados, nuestra alma se restaura y la vida nos cambia. Te comparto uno de mis grandes secretos: Los mejores abrazos y sonrisas que he recibido han sido como voluntaria de esta hermosa organización.
Hoy te invito a que seas parte de Sicómoro, una organización que lleva más de 13 años impactando la vida de muchos niños, adultos y ancianos.
Un abrazo,